Comunicación


El aullido es el sonido más conocido del lobo, sirve para reunir a la manada, especialmente antes y después de la caza;  para localizarse unos a otros en condiciones difíciles o a  grandes distancias. Aúllan los lobeznos que quedan rezagados, o los lobos solitarios en busca de compañero/a. También se emplea para dar la alarma, especialmente alrededor de la madriguera, o en "ceremonias de salutación", por ejemplo al despertar, reunidos entorno al líder alpha. Cuando los lobos aúllan juntos lo hacen creando armonías, en lugar de aullar la misma nota, de modo que crean la impresión de ser un grupo mayor.
El ladrido es poco frecuente entre los lobos, normalmente será un ladrido apagado, repetido unas cuantas veces. Ladran normalmente cuando son sorprendidos y es su primer aviso al grupo, o al intruso.
El gruñido se oye durante los desafíos por la comida y, es una parte de la conducta desafiante o de un  afianzamiento de los derechos en algún contexto social. Es común entre lobeznos, cuando juegan o incluso "retando" a  los adultos para reclamar un trozo de presa. En ocasiones, precediendo a una arremetida súbita contra otro lobo, el animal puede soltar un gruñido agudo, que al principio suena como un gemido.
Cuando los lobos cazan, o atacan a una presa, aúllan ni ladran, como los perros, pero sí gruñen y pueden castañetear los dientes. Existe también una amplia gama de sonidos que expresan  situaciones o estados de ánimo del lobo, juegos, alimentación, ansiedad, reclamo, curiosidad...


El Lenguaje Corporal


Los signos visuales del lobo son en su mayoría lenguaje corporal y las expresiones faciales. El color del pelaje en la cara del lobo acentúa las expresiones de ojos y orejas; a un lobo alfa le bastará  "mirada fija", o penetrante para que sus subordinados muestren una automática actitud sumisa hacia él. Mirar a un lobo a los ojos constituye un desafío. En ocasiones el pelaje también distingue el final de la cola; y el pelo eréctil del lomo y el pecho permite al animal aparentar un mayor tamaño.  
En un enfrentamiento, el lobo amenazante arruga la nariz, abre la boca, enseña los dientes, tira de los labios hacia adelante, y tensa  las orejas, gruñendo;  acompaña la expresión facial elevando su pelaje y su cola, de modo que parezca crecer en tamaño. Por el contrario, el que recibe la amenaza ( si quiere evitar conflicto),  mantiene su boca cerrada,  tumba hacia atrás sus orejas, y gime; se encoge, mantiene la cola entre las patas, y puede tumbarse sobre un lado o sobre la espalda, tratando de mostrarse más pequeño. Llegará a  poner su cuello al alcance del lobo de mayor rango, como muestra de su rendición incondicional. 
De hecho se puede reconocer al lobo alfa, por la posición comúnmente erguida de su cola, mientras que un ejemplar omega puede andar encogido y con la cola entre las patas la mayor parte del tiempo.


Las Señales Olfativas

Los lobos marcan su territorio con señales olfativas a través de la orina, éste es un marcaje selectivo que va más allá de la necesidad de eliminación, empleado como símbolo de dominio. Los componentes de su orina identifican  si el animal es  hembra o macho, y reflejan las variaciones de las hormonas sexuales, factor por el cual el marcaje por orina también es frecuente en el proceso de cortejo de los lobos. Los lobos también pueden orinar cuando han vaciado un depósito de alimento, indicando que a pesar del olor reciente a comida en la tierra o en la vegetación no queda nada allí. 
En ocasiones el marcaje con orina, de un modo secundario, puede ser acompañado por el marcaje con excrementos, aunque en este caso no se distingue entre las funciones de marcaje y eliminación.
Los lobos poseen una glándula anal que emite secreciones reconocibles entre otros lobos, como sucede entre los perros, los lobos se olfatean en esta región, y cabe señalar que la posiciones alta de la cola de los miembros dominantes permite que este olor se disperse, mientras que un lobo temeroso cubrirá esta zona con su cola. Las secreciones de esta glándula son independientes de los excrementos, y, de hecho, un lobo puede marcar olfativamente un espacio, simplemente arrastrando sus cuartos traseros contra el suelo. 
Por último, otro tipo de marcaje se efectúa rascando el suelo con las patas, pues en las almohadillas también existen glándulas capaces de emitir secreciones particulares.

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